Es triste ver como esta sociedad se ha convertido en un
amasijo de maquillaje y operaciones de estética, de selfies en las redes
sociales mostrando una cara de mentira, de miles de princesas con tiaras de cartón
y príncipes Encantador no tan encantadores. La hipocresía es la nueva religión.
A todos nos pasa cuando somos jóvenes, pensamos que somos invencibles, eternos,
pero no, la vida pasa, las tabletas de chocolate se convierten en mazapanes y la
gravedad hace su cruel trabajo. Sinceramente creo que deberíamos empezar a
pensar más en cultivar nuestro interior, nuestra mente, nuestro corazón,
nuestra alma… porque al fin y al cabo son las partes de nuestro cuerpo que más
duraran intactas. Empecemos a cosechar sonrisas, experiencias, a cultivar
nuestra mente, leer, escribir, cantar, soñar… a dejar de ser otros por gustarle
a personas que ni siquiera se lo merecen, personas que no quieren de nosotros más
que un pequeño tiempo en el que nos exprimirán hasta que puedan y desaparecerán.
Identifica a la gente de tu entorno a la que le gustas tal y como eres y cuídalos,
diles que los quieres, mímalos, no los dejes escapar porque si conocen tus
defectos y aún siguen a tu lado merecen todo tu respeto. En definitiva se tú
mismo, se sincero y honesto, se todo lo que puedas ser y no por ni para nadie,
sino para ti, que las personas que aparezcan en tu vida lo harán porque
realmente disfrutan de tu compañía y no por un interés efímero. Vive, sonríe y
sueña a tu manera. Crea unas maravillosas raíces... el resto, vendrá solo.
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